
Si observas un mapa de Chile te darás cuenta de su gran longitud (extensión latitudinal) y de su ubicación entre el mar y la cordillera, factores que son determinantes en la variedad de climas de nuestro país. La extensión latitudinal de Chile determina que la temperatura media disminuya 11,7°C entre las ciudades de Arica y Punta Arenas.
La influencia del océano Pacífico y de la corriente marina fría de Humboldt hacen posible que las temperaturas de norte a sur disminuyan en forma gradual, homogeneizándolas; es decir, permiten que las temperaturas del norte sean más bajas y las del sur más altas que en otros países que están a igual latitud, no existiendo así muchos grados de diferencia entre ambos extremos.

A diferencia de las temperaturas, que son homogéneas, las precipitaciones varían de Norte a Sur y de Oeste a Este en cuanto a volumen y distribución durante el año.
Estas precipitaciones tienen diversos orígenes, pero las más comunes son de tipo frontal, producto del contacto de masas de aire cálido y frío. Otras son de tipo convectivo, que se producen cuando masas de aire cálido y húmedo ascienden y se enfrían, precipitando; gracias a este fenómeno existen precipitaciones en la zona cordillerana norte.
Finalmente están las lluvias orográficas, que se producen al chocar masas de aire con las cordilleras en las laderas que miran hacia el océano Pacífico (barlovento). Producto de estas lluvias es que territorios trasandinos como Coyhaique presentan menores índices de lluvias que localidades ubicadas al Oeste de los Andes.


Por último, la localización de los centros de presión también son elementos que influyen en el clima. Por ejemplo, frente a nuestras costas se localiza un centro de altas presiones (A) denominado Anticiclón del Pacífico, el que se traslada durante el año; en invierno lo hace hacia el norte, permitiendo la entrada de masas de aire de bajas presiones (B) que provocan lluvias, y en verano se mueven hacia el sur, causando buen tiempo.

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